sábado, 5 de febrero de 2011

Síndrome de Peter Pan

Hoy he estado viendo las fotos del cumpleaños de una amiga.
Se ha hecho mayor.
Es sólo un año más, pero es un cambio muy importante, es la edad que te indica que ya no eres un niño, que eres un adulto, y que se espera que te comportes como tal. Que te dejes de niñadas y madures, si es que no lo habías hecho ya.
Y en ese momento ha sido cuando me he dado cuenta de que no quiero crecer.
Es tonto, lo sé, e irracional, pero aun así, no puedo dejar de pensar que no quiero que llegue mi cumpleaños, con la mayoría de edad de la mano.
Hace poco lo veia como algo más, como todos los años, sin ningún cambio más allá de que habrá un ocho en lugar de un siete cuando tenga que poner mi edad, pero ahora, de repente, me parece más importante que nunca, y me asusta.
Yo nunca he sido del tipo de persona que se pasa su vida diciendo: "Quiero ser mayor, quiero tener x años"
Para nada, siempre he sido feliz con mi edad y he pensado "¿Por qué desear una edad que ya me llegará? Mejor aprovecho mi edad actual, y luego, ya veremos"
Por lo que tampoco he querido nunca, más allá de un momento concreto en alguna ocasión, pero momento al fin y al cabo, algo efímero, ser mayor de edad, porque siempre he pensado que ya me llegaría y entonces haría las cosas típicas de los mayores de edad. Conduciría, saldría de fiesta, entraría en la Universidad... etc.
Pero ha sido hoy, cuando he visto ese momento demasiado cerca, cuando me he dado cuenta de lo poco que falta, de las pocas ganas que tengo, de que pienso seguir siendo una niña más, porque no creo que se pueda madurar de un momento a otro, y pese a que siempre me he considerado madura para mi edad, en momentos como este, lo único que me apetece es volver atrás.
Volver y quedarme como niña infantil, inocente, y admitamoslo, un poco sabionda, para siempre.

Sé que es algo que se me pasará, que razonaré y daré mi brazo a torcer, e incluso, cuando llegue el día soplaré unas velas; pero en este momento, el pensar que eso está a la vuelta de la esquina, me asusta, y desahogarme escribiendolo aqui ha sido la mejor idea que ha pasado por mi cabeza, y la verdad, funciona.
Así que ahora sólo me queda tranquilizarme, ser lógica y racional, con el fin de que cuando llegue el día, pueda enfrentarlo con una sonrisa, como debe ser, y no con la pataleta interior de una niña pequeña, que lo único que quiere es seguir jugando y siendo como es por mucho tiempo.

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